A Jesús como ir al barbero

Todo aquel que ha pasado por la experiencia de cortarse el pelo con un solo barbero,    sabe que resulta muy difícil cambiarlo. Esto ocurre, porque el barbero que se ocupa de cortarnos el pelo tiene pleno conocimiento de donde se encuentran las puntas en nuestra cabeza que deben ser tratadas con especial esmero para hacer un corte a nuestro gusto.

El barbero entonces, se constituye en el ordenador de todo cuando concierne a que tengamos una imagen presentable. Con Jesús sucede igual; diría, que como el barbero, a quien recurrimos por primera vez, que no conoce todavía donde se encuentran aquellas partes de nuestra cabeza que hay que poner más atención para lograr el estilo que vaya con nuestra personalidad.

Pero en la medida que el barbero a través de los años hace estos cortes de pelo, va perfeccionando el estilo, y ya no hay que darle mas indicaciones de como queremos sea el corte de pelo. Jesús  por igual, conoce el interior de todo aquel que lo acepta como su Salvador, produciendo una comunión trascendente que es difícil de explicar. Nadie como Jesús para atender cada necesidad que parezca inalcanzable. Como el barbero, Jesús tiene el manejo y el control de las tijeras que acomodarán la vida de gracia que nos harán merecedores de su reino de paz y armonía.