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jueves, abril 18, 2024
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Después de la COVID-19

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Por: Ramon Antonio Veras.

1.- El ser humano está expuesto en el curso de su vida a ser impactado en forma inesperada por un fenómeno natural o social, y el efecto que le cause el choque puede influir en su proceder.

2.- La aparición en el universo de la COVID-19, y los daños que ha producido, ha modificado el normal desenvolvimiento de la humanidad entera, a la vez que ha impresionado por la incertidumbre de cómo ataca, no tiene cura y tampoco se sabe hasta cuándo estará presente.

3.- Cada quien se ha imaginado lo que es el virus que genera la COVID-19. Unos creen que es un engendro maldito de la naturaleza, mientras otros lo perciben como una creación horrible de la especie humano, pero la verdad es que gigante o diminuto, la COVID-19 ha cambiado el mundo de los vivos.

4.- Quiérase o no, lo cierto es que la COVID-19, está llamada a motivar y enmendar la forma de actuar del ser humano, un cambio para que cada hombre o mujer sea mejor en su trato con los demás. La ocasión es oportuna para ver la vida con sentido realista y aprender de los hechos.

5.- La COVID-19, nos debe enseñar que no hay que andar por ahí moviéndose con la creencia de que la arrogancia lo puede todo y que ella hace bien al jactancioso. Es bueno razonar que la altanería lo único que motiva es desagrado, mientras que la humildad trae placer y deseo de disfrutar a la persona.

6.- La COVID-19 ojalá sirva para cambiar al cizañero que solo sirve para sembrar discordia entre las personas de bien. El medio social sería sumamente agradable si no contáramos con chismosos. Es de esperar que el murmurador piense en los daños que hace con su lengua. Merecemos contar, luego de la pandemia, con amistades confiables y discretas.

7.- Luego de que desaparezca la endemoniada COVID-19, la humanidad buena espera y merece que cambie para bien el perverso, para que no siga contribuyendo con sus granujadas y perjudicar a quienes viven para servir. El mundo debe ser mejor si desaparece el siniestro y logramos recibir a esos que se caracterizan por ser virtuosos y buenos por entero.

8.- Por los muchos momentos difíciles que ha pasado y pasa la especie humana con los efectos de la COVID-19, aplaudiremos cuando ya no esté y al medio social llegue un ente totalmente diferente al mentiroso, que solo vive para afligir con sus falacias. Qué feliz sería la vida si logramos tener entre nosotros a mujeres y hombres auténticos, sinceros y llenos de franqueza.

9.- No hay duda alguna de que va a ser como un nuevo amanecer si mañana, cuando ya no esté la COVID-19, aparece entre nosotros el comunitario leal, porque ya no está el malvado de dos caras; el jugador con dos barajas; el infiel, hipócrita, artero, alevoso y traicionero. Nuestro país es merecedor de que llegue el noble y desaparezca el pérfido que tanta fetidez trae.

10.- Porque creemos en los cambios verdaderos, aunque alcanzados con dolor, de seguro que con posterioridad a la COVID-19, surgirá la persona renovada, encarnada en el solidario, para así nunca más contar con el individualista; el egoísta que solo vive para sí, y nunca piensa en los demás. Cuando desaparezca el indiferente, vamos a tener colaboradores y contaremos con los que ayudan y son sensibles.

11.- Al momento de dejar de existir la COVID-19, ha de llegar un dominicano y una dominicana que crean y ejecuten la reciprocidad y piensen en la correspondencia. Un ámbito renovado ha de contar con entes sociales formados en la colaboración y la fraternidad; amistad sincera y concordia practicada, buen trato y simpatía abierta.

12.- Ante tantos pesares que motiva la COVID-19, debemos aspirar a que en el porvenir, aquellos que se han formado en el aborrecimiento, la animadversión y los rencores, logren ser diferentes para que crean en el afecto, el amor y el cariño puro. Nuestro país no debe continuar teniendo en su seno a individuos que están para los enconos y tener rencores.

13.- Debemos aspirar a que cuando ya no esté la COVID-19, muchos de nuestros coterráneos modifiquen su proceder afianzado en la malevolencia, la crueldad y las malas intenciones. El dominicano y la dominicana, una vez cambien su mentalidad, van actuar con benevolencia, sin malicia.

14.- Es de desear que dentro de las modificaciones que en la mente de los nuestros deje la COVID-19, es que vengan las buenas actuaciones para ser testigos de personas que rechacen la difamación, los insultos y el verbo hiriente; al injuriador y maldiciente. Que nunca más regresen los aborrecedores que permanecen maldiciendo a las personas de buen vivir.

15.- Sin ninguna duda, la COVID-19 ha causado profunda impresión en la conciencia universal y, de una u otra forma, el planeta tierra en lo adelante no será el mismo. De ahí que hay que confiar que ya muchas personas están pensativas, reflexionando, entregadas a la meditación y concentradas razonando cómo procederán en el futuro, cuando la pandemia deje de hacer daño.

16.- En nuestro país sería un logro, si hombres y mujeres cambian la forma de comportarse en su vida privada y pública. Una modificación hace posible decir que luego de la COVID-19, contamos con ciudadanos y ciudadanas de una nueva práctica en sus actuaciones.

17.- Sin lugar a equivocación, es una conquista si después de la COVID-19, quedan eliminados los descarados, sinvergüenzas y granujas. Es un cambio del cielo a la tierra si logramos que la poca vergüenza y la desfachatez se conviertan en vicios del pasado, porque es saludable quitarse de encima a los mangantes, canallas y desaprensivos, para que su lugar sea ocupado por pudorosos.

18.- El honor, la honorabilidad y la integridad que desaparecieron de nuestro ambiente y no han regresado jamás, son trofeos para los dominicanos, si después de la pesadilla de la COVID-19, se produce una transformación en la conducta de la generalidad de nuestros compatriotas y se recobran la dignidad, la decencia y el honor.

19.- Una vez se ausente la COVID-19, para lo mejor de nuestro pueblo seria glorioso si en el ambiente nacional se advierte un cambio en las inconductas, porque se estaría viendo la llegada de la honestidad, que vendría a ocupar el amplio espacio que hoy tiene la indecencia y la más descarada impudicia.

20.- Aunque leve, comenzaría a notarse una mutación si con posterioridad a la COVID-19 se ve el surgimiento de munícipes que se interesan por exhibir seriedad en sus actuaciones. Llegaríamos a creer que estamos en otro planeta si se comprueba que al desaparecer la pandemia tenemos aquí a personas dignas que se reconozcan por su mesura y sensatez.

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