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Herpes zóster, un virus dormido que puede despertar con la vacuna del covid

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Las alteraciones cutáneas se han visto con mayor frecuencia durante la pandemia por los efectos secundarios de la covid o por aquellos producidos por sus respectivas vacunas. El herpes zóster es uno de los síntomas más frecuentes en estos casos, un virus que puede volver a despertar con la vacuna y manifestarse como la varicela

Con el paso de la pandemia, las consultas dermatológicas han atendido numerosas alteraciones cutáneas relacionadas con la enfermedad (covid-19) y con sus vacunas.

Entre ellas, el herpes zóster es uno de los efectos más frecuentes encontrados tras la vacunación.

La dermatóloga del Hospital Universitario de Móstoles (Madrid) Cristina Galván señala: “Al principio, estábamos tan inmersos en el susto de la enfermedad nueva que no nos fijábamos en la piel”.

“Hemos visto manifestaciones muy diferentes, muy variadas, cuyo significado exacto o cuya relación con el virus no comprendemos del todo. Además, estas manifestaciones se han ido modificando con el transcurso de la pandemia, incluso muchas de ellas hemos dejado de verlas”.

Efectos adversos sobre la piel tras la vacunación

La dermatóloga del Hospital Clínic de Barcelona Alba Catalá Gonzalo explicó en el II Congreso Nacional COVID-19, en la ponencia organizada por la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), que tras la inoculación se pueden presentar síntomas como “manifestaciones cutáneas agudas o retardadas”.

“Una de las manifestaciones más típicas es la que se ha descrito como COVID-ARM. Se trata de una gran placa eritema-edematosa de hasta 10 a 15 centímetros en la zona de la inyección”, informa la doctora Catalá.

Puede aparecer en los primeros días en la zona de inyección, y también de forma retardada entre 5 y 8 días después.

La dermatóloga Cristina Galván expone que los efectos con los que más frecuencia están acudiendo los pacientes a consulta tras la vacunación son la urticaria y las reactivaciones de los virus del grupo del herpes: herpes simple y herpes zóster, “cuya aparición ha sido más frecuente tras la vacuna de Pfizer”.

“Hay reacciones urticarias inmediatas que pueden relacionarse con una alergia a la vacuna, y son las que pueden preocupar mas y deben investigarse, por si es necesario decidir no poner una segunda dosis”, dice la experta.

Muchas de las alteraciones producidas por la vacuna son similares a las producidas por covid, como la “urticaria, las erupciones similares a la pitiriasis rosada y el herpes zóster”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) trasmite que estos efectos “no deben causar alarma, pues indican que el sistema inmunitario está respondiendo a la vacuna”.

Además recalca que “la ausencia de efectos secundarios no significa que la vacuna no sea eficaz, porque cada persona reacciona de forma distinta a las vacunas”.

Antecedentes dermatológicos y alteración cutánea por la vacuna

Aquellas personas que sufren problemas en la piel, como la dermatitis atópica o la psoriasis, tras la administración de la vacuna pueden sufrir un empeoramiento transitorio de su enfermedad, explica la dermatóloga.

“Las personas con estas patologías dermatológicas previas, se sabe que pueden tener también este empeoramiento transitorio de su problema cutáneo tras el uso de otras vacunas o cuando sufren otras enfermedades, diferentes a COVID-19”.

La experta hace alusión a la posibilidad de que suceda con la vacuna, “pero no parece que se modifique a largo plazo el curso de su problema de piel”.

Efectos adversos sobre retoques estéticos

Los primeros estudios sobre las vacunas en la población describieron que algunas personas que se habían implantado previamente sustancias de relleno con fines estéticos podrían sufrir hinchazón o edema en la zona retocada.

“Se sabía también, lo conocemos todos los dermatólogos, que estas reacciones tardías a un relleno puesto tiempo antes pueden suceder tras otras vacunas y tras algunas infecciones”, cuenta Cristina Galván.

La experta dice que, “si bien este efecto adverso está documentado, con el gran número de vacunas que se han inoculado, podemos decir que es muy poco frecuente”.

En los más de 400 casos que estudiaron en su análisis, solo uno de los sujetos sufrió este tipo de reacción. Por tanto “es infrecuente”. Además, todos los casos comunicados “se han solucionado bien”.

¿Qué es el herpes zóster?

El virus varicela-zóster (VVZ) es uno de los ocho virus conocidos de la familia de los herpes, informa la Asociación Española de Vacunología. Tras el primer contagio, produce el cuadro clínico conocido como “varicela”.

Este contagio suele suceder en la infancia. Normalmente en los niños la varicela se resuelve sola, sin tratamiento, pero los adultos tienen una clínica más agresiva.

Los pacientes con alteraciones en la inmunidad son un grupo de mayor riesgo y pueden tener complicaciones como neumonía, hepatitis o encefalitis.

El herpes zoster no es más que la manifestación clínica de la reactivación del VVZ, acantonado en nuestro organismo tras haber padecido varicela.

“Dentro del estudio que nosotros hicimos, analizamos mas de 400 reacciones posteriores a la vacuna durante un periodo de dos meses, y una de las reacciones mas frecuentes fue esta”, explica Cristina Galván.

¿Cómo puedo contagiarme de VVZ?

En el caso de no haber tenido nunca contacto con el VVZ, el contagio se produce a partir de otra persona infectada, bien por estar expuesto a sus secreciones respiratorias, o por contacto con las lesiones de la piel. El cuadro clínico resultante es el de una varicela.

En algunos casos, personas con una inmunidad deficitaria puede volverse a contagiar porque su inmunidad ha perdido el recuerdo de la primera varicela.

“Las personas vacunadas de varicela también pueden contraer la enfermedad. Si bien en estos casos suele cursar de forma mucho menos grave, con menos lesiones y menos complicaciones”, recalca la AEDV.

Tras pasar la varicela, el VVZ  queda dormido en una zona del organismo, “generalmente a lo largo de un tronco nervioso”, y puede despertar en cualquier momento de la vida adulta.

En ese caso, la manifestación cutánea es la “culebrilla” o herpes zóster. “Se trata por tanto, de una reactivación, no de un contagio”, explica la dermatóloga.

Características del herpes zóster

Según la Asociación Española de Vacunología, el herpes zóster es doloroso y sigue el recorrido de un nervio torácico o lumbar. En personas con buena inmunidad, las lesiones se secan en unos 7 o 10 días y dejan de ser contagiosas.

El desarrollo de nuevas lesiones después de 1 semana tras el inicio solo ocurrirá en personas con depresión del sistema inmunitario.

Menos del 20 % de los pacientes presentan síntomas generales significativos, como dolor de cabeza, fiebre, malestar general o cansancio.

La inflamación del nervio es la causante del dolor. Es el síntoma más común del herpes zóster. Aproximadamente el 75 % de los pacientes tienen inicialmente dolor en el área donde luego aparecerá la erupción.

El dolor puede ser constante, intermitente, quemante, punzante o lacerante. A veces no hay dolor y el paciente se queja simplemente de picor.

Tras el análisis de los casos del estudio en el que participa la experta, establecieron cinco patrones cutáneos de la covid-19.

    • Erupciones acrales similares a perniosis o “sabañones”.
    • Patrón vesiculoso: pequeñas vesículas monomórficas (lesiones muy similares entre ellas) a diferencia de las que aparecen en la varicela.
    • Patrón urticariforme: con presencia de habones en la piel que suelen producir intenso picor.
    • Patrón máculo-papuloso: en ocasiones específicos, como la distribución peri-folicular, o similar a pitiriasis rosada o eritema multiforme.
    • Livedo-necrosis: en forma de livedo reticular, marcas violáceas en la piel que recuerdan a una red, francas áreas de necrosis.

 

Aunque el estudio ha sido de mucha ayuda para orientar el diagnóstico clínico durante el desarrollo de la pandemia, desconocemos muchos datos sobre cuál es la relación causa-efecto entre el virus y la reacción cutánea, “aún quedan muchas cuestiones por resolver”, expone la especialista.

Los geles y mascarillas, responsables también de alteraciones cutáneas

El uso constante de geles hidroalcohólicos y de mascarillas ha generado un aumento de consultas por eccemas de contacto, acné, dermatitis seborreica y rosácea.

“Todos los métodos que hemos utilizado para defendernos de esta enfermedad han puesto en riesgo a nuestra piel, que es el órgano de frontera con el exterior”, dice Cristina Galván.

Según la experta, la mascarilla genera dos problemas diferentes. Por un lado, “crea un microambiente con exceso de humedad y temperatura para el que nuestra piel no está preparada”.

Por otro lado, “las mascarillas están hechas de sustancias como antisépticos, entre otras y un contacto mantenido y directo con la piel” puede producir irritación y alergia de contacto.

El apoyo de sus zonas más duras, “ha producido incluso erosiones y úlceras, sobre todo en profesionales sanitarios”.

En cuanto a las manos, la constante limpieza ha provocado que “nuestra piel se desgaste”.

“Hemos visto una auténtica pandemia, secundaria a la covid, de dermatitis de manos en todas las edades. Antes esta enfermedad era más habitual en personas que trabajan con las manos y ahora la hemos visto incluso en niños”, indica la doctora Galván.

Consejos para evitar eccemas según la experta:
    • Secarse bien y con suavidad las manos y aplicar crema hidratante después de los lavados o tras ponerse el gel hidroalcohólico.
    • Se aconseja higienizar con hidrogel cuando las manos no estén visiblemente sucias.
    • Reservar el lavado con agua y jabón para cuando las manos están sucias y evitar frotar en exceso.
    • No se deben lavar las manos con agua temperaturas extremas, muy caliente o muy fría, y se debe usar el jabón más suave posible.
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