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Sabrosa casualidad: recetas que nacieron por azar

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En la cocina, los accidentes y errores no siempre tienen consecuencias negativas. En ocasiones, de hecho, dan como resultado maravillosas creaciones.

Populares y sabrosos platos degustados alrededor del mundo nacieron de manera fortuita -al menos, según la tradición- como lo demuestran estos cinco ejemplos.

Hojuelas de maíz
En 1898, un experimento casual dio origen a las hojuelas de maíz o corn flakes. Los hermanos estadounidenses Will Keith Kellogg y John Harvey Kellogg (este último era médico y dirigía un sanatorio) trataban de crear un antiafrodisíaco cuando olvidaron trigo cocido dentro del horno; el cereal se tostó de nuevo convirtiéndose en copos ligeros y crujientes. Había nacido la receta que daría origen al famoso cereal de Kellogg’s.

Paleta de helado
El californiano Frank Epperson tenía once años cuando, un día de 1905 y tras una larga jornada de juegos, entró a su casa olvidando en el porche una taza de refresco con un palito agitador en su interior. Aquella noche hizo mucho frío y al llegar la mañana el pequeño encontró su bebida congelada como un carámbano (pedazo de hielo largo y puntiagudo que se forma cuando el agua gotea de un objeto y se congela durante una helada). El niño llamó Epsicle (combinación de su apellido y la palabra icicle, que signifca ‘carámbano’ en inglés) a las paletas que, años más tarde, rebautizó como Popsicle. Patentó su creación en 1923.

Galletas con chispas de chocolate
La chef Ruth Graves Wakefield era propietaria del albergue turístico Toll House Inn, en Whitman, Massachusetts. Un día añadió trocitos de una barra de chocolate Nestlé a una receta de galletas dando forma a la popular delicia (algunos discuten si lo hizo intencionalmente o con el objetivo, fallido, de crear una galleta con sabor a chocolate). La receta de galletas crujientes de chocolate Toll House, como las bautizó Wakefield, aparecieron en el libro Toll House Tried and True Recipes, que la cocinera publicó en el año 1938.

CrÍpe Suzette
Esta receta consiste en una crep que se baña con una salsa a base de mantequilla, azúcar caramelizada y jugo de naranja o mandarina, y luego se flambea.

La parte más especial de la receta, el flambeado, vino por el error de un joven cocinero. Se trata de Henri Charpentier, chef francés que vivió gran parte de su vida en Estados Unidos, donde popularizó el postre. Mientras preparaba unas creps para quien en 1901 se convertiría en el rey Eduardo VII de Reino Unido, quemó, por accidente, la salsa flambeándola. En lugar de desechar el postre, lo probó y, notando el delicioso resultado de su equivocación, lo sirvió con éxito.

Chips de papas fritas
Tuvieron su origen en Saratoga Lake, en Saratoga Springs (Nueva York), en  el siglo XIX. Un día de 1853, un hombre adinerado y aparentemente de mal humor por el clima, entró al restaurante Moons Lake House y pidió papas fritas a la francesa. El cocinero, George Speck (conocido como George Crum), preparó las papas, pero el cliente las devolvió por hallarlas muy gruesas y empapadas.

Speck las cortó más finas, mas el comensal, aún insatisfecho, las rechazó nuevamente. Un molesto Speck cortó las papas tan finas como pudo, las frió hasta que quedaran crujientes y les añadió una gran cantidad de sal para que fueran incomibles; sin embargo, para su sorpresa, el cliente quedó encantado con el resultado y el plato pronto se convirtió en un éxito.

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